PRÓLOGO

Todos, o casi todos, hemos vivido alguna enfermedad grave más o menos cercana en nuestro entorno…y a nadie nos deja indiferentes…normalmente, nadie volvemos a ser los mismos…

Pues bien, la historia de Jara, como muchas otras, yo la he vivido desde el otro lado de la mesa de la consulta, con mi cabeza intentando controlarla para mantenerla a ese lado, pero mi corazón, la mayoría de las veces, y sobre todo a lo largo de la evolución, estaba sentado junto a Jara. 

La historia de Jara es distinta…realmente, podemos decir que todas son distintas…

Jara, nos ha enseñado mucho…ella, caracterizada por una sensibilidad y tozudez que confluían en muchas ocasiones tras una máscara de indiferencia absoluta, especialmente a todo aquello que tuviera bata blanca o pijama de enfermería. Sin embargo, nadie que nos cruzáramos con ella podíamos sentir ni un atisbo de impasibilidad, y cuando te dedicaba una sonrisa, o se le escapaba un “te quiero”, sentías y veías como todo su alrededor se volvía un poquito más claro. 

Desde el tamaño de una persona de 3 años que escasamente levantaba los 100 cm del suelo, ella transmite una madurez e inteligencias envidiable por muchos adultos; una perseverancia y seguridad, que ya quisieran muchos grandes empresarios; una energía que ni el sol en un día de verano; y unas ganas de luchar y vivir, que nos han enseñado (y obligado moralmente) a minimizar y relativizar todo tipo de obstáculos, barreras, precipicios y miedos que se nos cruzan en el día a día. 

Jara, no deja indiferente a nadie, y así lo podemos leer en este libro…Jara, y su historia, su entorno y circunstancias,…nos enseñan y nos conmueven…y muchas de esas cosas no se pueden explicar con palabras, por eso, les invito a que cada uno de ustedes lean esta historia. Es una historia escrita como amalgama de experiencias, versos, sentimientos, y palabras dedicadas…que, probablemente, les tocará en lo más profundo en muchos momentos, y cuando lleguen a la contraportada, empezarán a vivir, sentir, y valorar la vida un poco diferente (y probablemente mejor). 

Todo mi cariño para Jara siempre. Gracias.

Amalia Varo